La estufa rusa apareció por primera vez en el siglo XV. Funciona a través de la combustión de leña o residuos de maderas duras preferentemente, como el abedul o el pino.
Una estufa rusa está diseñada para mantener el calor durante largos períodos de tiempo (6 o 7 horas). Esto se logra mediante la canalización del humo y el aire caliente producido a través de un complejo laberinto de conductos, calentando los ladrillos utilizados para la construcción de las paredes de la estufa.Esto permite aprovechar mucho más el calor que con una estufa normal, con la que se llega a perder hasta el 80 % del mismo.
Además de su uso para cocinar y para calefacción doméstica. , en invierno la gente puede dormir en la parte superior de la estufa para abrigarse. La estufa también se utiliza para cocinar, por ejemplo, pasteles, leche o hasta patatas, y el sabor de los platillos, resultado de hornearse a una temperatura constante por un largo periodo de tiempo, es muy característico y agradable.
Un hombre adulto puede caber fácilmente en el interior, y durante la Gran Guerra Patria algunas personas escaparon de los nazis escondiéndose en las estufas.En tiempos antiguos, la estufa se utilizaba para curar las enfermedades de invierno, por el calentamiento que se le daba al cuerpo en su interior.
La estufa rusa es por lo general el centro de la choza de madera (izba) en las provincias rusas. Los constructores de estas estufas son conocidos como pechniki.
La estufa rusa era un elemento importante de la vida rusa, a menudo aparece en el folclore, en particular en los cuentos de hadas rusos. Por ejemplo, la estufa es el lugar donde se pensaba que residía el ‘domovoi’, el espíritu de las casas rusas. Preservaba la paz y la abundancia en la familia; por tanto, había que complacerlo y alimentarlo regularmente.