Los Huevos de Fabergé son las joyas creadas por la empresa de Carl Fabergé para los zares rusos, así como para algunos miembros de la nobleza y la burguesía industrial y financiera, entre los años 1885 y 1917.
En total, se sabe sobre la creación de 71 ejemplares, de los cuales se mantuvieron parcialmente o totalmente 62. La mayor parte de ellos se conserva en los museos estatales: la Armería y el Museo de Hermitage.
El primer huevo fue encargado en 1885 por el emperador Alejandro III como un regalo de pascua para su esposa, la emperatriz María Fyódorovna. Este regalo tanto agrado a la zarina que el zar ordenó que Carl Fabergé fabricara un nuevo huevo cada año.
Estos proyectos se convirtieron en prioridad absoluta de la compañía y fueron planeados y trabajados con un año entero por todo el equipo de joyeros. Para la fabricación fueron usados diferentes metales, piedras preciosas, minerales, maderas raras, esmaltes etc. Adentro de cada ejemplar se encontraba una sorpresa. Frecuentemente eran las miniaturas de los retratos de los miembros de la familia imperial, vistas de los palacios y lugares memorables, o figuras de los animales con mecanismos de relojería.
Todos los huevos son de diferente tamaño, uno de ellos alcanza la altura de 20 cm. Actualmente, los huevos de Fabergé son uno de los símbolos de Rusia y su riqueza.