Koschei el Inmortal es una figura del folclore eslavo, cuya capacidad de evadir la muerte, irónicamente, no era infalible debido a un error en el hechizo imperfecto que emitió para protegerse del daño exterior.
Koschei mantuvo su vida y la inmortalidad a través de la eliminación de su alma. Un huevo contiene la aguja que tenía el corazón de su poder. Lo escondió en una aguja, dentro del huevo, y luego lo cerró con llave en un cofre, y lo enterró debajo de una encina en una isla. Según el mito, la posesión del huevo era suficiente para obtener el control sobre Koschei.
En los diversos relatos en que figura, no se detalla su físico, pero se le percibe como hosco y desagradable. Koschei suele ser descrito mientras monta su caballo encantado por las montañas de Rusia.
Este personaje, quien aparece tanto como un monstruo o un ser humano, secuestraba a sus víctimas femeninas en forma de un tornado torbellino.
Una historia popular en la que aparece Koschei es “La princesa rana”, también conocido como “Vasilisa la Sabia y el príncipe Iván”, cuando el villano encierra en sus dominios a la doncella hasta que Iván Tsarevich emprende la travesía a su encuentro.