El pescado salado y la primera receta para este proceso apareció hace miles de años. La sal es un conservante natural, por lo que en la antigüedad era posible almacenar pescado de una manera muy simple. En Rusia, durante los siglos XVIII y XIX, los peces eran salados en barriles.

La cocina moderna no es concebible sin las recetas y platillos con pescado salado, ya que este proceso casero le brinda un sabor especial. Cualquier variedad de pez es adecuada, pero la mayoría de las veces se cocinan pescados rojos: salmón, trucha o ketu. Los expertos prefieren consumir el arenque salado por proceso casero en lugar del que se vende en tiendas, sin importar el nivel de calidad.

Los peces de menor tamaño se limpian de escamas y vísceras, para posteriormente lavarlos, secarlos y salarlos. Si los comensales serán pocos, lo mejor es salar solo una porción de algún pez grande. Para dicho proceso, es deseable usar una sal marina grande. Todo lo demás depende de tu gusto: a algunos les gusta agregar un poco de azúcar, o pueden añadirse sólo hierbas. Los finlandeses extraían truchas y salmones cerca de sus propias costas bálticas y espolvoreaban especies de pescado rojo con eneldo seco.

Posterior al salado, es posible ahumarlo o secarlo. Este platillo es un maridaje perfecto para distintos tipos de cerveza. Una cerveza clara, y ligeramente amarga limpia la boca y acompaña perfectamente estos platos, que por otra parte son frecuentes compañeros en el momento del aperitivo.

Por otro lado, los pescados ahumados acompañan muy bien las cervezas claras de tipo Ale y las del estilo Pilsen.

 

Close view of a pile of salted and sliced codfish