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La princesa Olga (Княгиня Ольга)

No se sabe con certeza, pero se cree que la primera mujer de la antigua Rusia que se convirtió al cristianismo fue la princesa Olga o Helga, de ascendencia escandinava.

A principios del siglo X, Olga se casó con Ígor, rey del Rus e hijo de Rúrik. En 945, Ígor fue asesinado por los drevlianos y Olga tuvo que ver por el reino puesto que su hijo Sviatoslav era muy joven para ascender al trono. Su primera acción fue vengarse de los drevlianos de manera cruel.

Otros hechos importantes de su regencia (945-963) fueron la adopción de leyes que delimitaron el tributo y, quizás más simbólica, la conversión al cristianismo. Sin embargo, fue una conversión a título personal, pues no se adoptaría automáticamente esta religión en el Rus sino hasta 988.

Durante un viaje al Imperio bizantino, la potencia regional por excelencia en el sureste de Europa, Olga selló la paz con el emperador Constantino VII dejándose bautizar en la capital imperial. Aunque ya había cristianos entre los habitantes del Rus, Olga fue la primera gobernante que adoptó la religión cristiana ortodoxa griega, introduciendo un nuevo elemento externo al sincretismo tan singular de ese Estado. Su hijo Sviatoslav, sin embargo, rechazaría el cristianismo.

Olga fue una de las primeras santas de la Iglesia ortodoxa rusa.

(Autor: Rainer Matos)

La princesa cisne (Царевна-лебедь)

La princesa cisne es un personaje que figura en diversas obras, inspiradas originalmente por  «El cuento del Zar Saltán«, autoría del gran escritor Alexander Pushkin, en 1831.

El título completo de la ópera y del poema es El cuento del zar Saltán, de su hijo y el célebre y poderoso príncipe bogatyr Gvidón Saltánovich y de la bella Princesa-cisne. En el cuento de Pushkin, la princesa cisne funge como mentora del protagonista, el Príncipe Gvidón, fruto del matrimonio del Zar Saltan. Debido a los engaños de tías envidiosas, el Príncipe y su madre caen en una isla desierta. Sin embargo, gracias a la bondad del Príncipe, se le presenta una hechicera, la Princesa Cisne, y con su ayuda, se convierten en un poderoso gobernante, para al fin, reunirse con su padre.

Pushkin incorporó en la Princesa Cisne algunas características de  Vasilisa la Sabia. En algunas figuras míticas, es común encontrar el arquetipo de la sabiduría divina o la magia que guía el orden y la justicia en el mundo.

A partir de la obra de Pushkin, se compuso una ópera en cuatro actos con un prólogo y siete escenas, con música de Nikolái Rimski-Kórsakov y libreto de Vladímir Belski.

https://www.youtube.com/watch?v=4MBsWfvKkSA

La princesa rana (Царевна-лягушка)

«La princesa rana», o también conocido como «Vasilisa la Sabia y el príncipe Iván», es un cuento tradicional ruso.

Preocupado por su descendencia, un rey pide a sus tres hijos que lancen una flecha, cada uno en una dirección diferente, y que se casen con quienes las recojan.

La flecha del príncipe Nikolai, el hermano mayor, cayó en la mansión de un noble, cuya hija la encontró. La flecha del príncipe Alexei, el segundo hermano, cayó en el patio de un rico mercader y la recogió una de sus hijas. La flecha del hermano menor, el príncipe Iván cayó en una ciénaga, por lo que tiene que casarse con una rana. La rana resulta ser, en realidad, una joven hechicera, llamada Vasilisa la Sabia, quien había sido hechizada por su padre, pero que poseía dotes extraordinarias.

El príncipe Iván, contrariado, toma a la rana y se va. Se celebraron las bodas y el rey encomienda tareas a las esposas de sus hijos, las cuales siempre son superadas con creces por Vasilisa, quien podía desprenderse de su piel de rana por las noches. El reto mayor fue cuando el rey les invitó a una cena a todos los príncipes con sus esposas. Vasilisa le dijo a Iván que no se preocupara, que llegara solo y ella lo alcanzaría.

Ante la puerta del palacio se detuvo una carroza de oro tirada por seis caballos blancos, y de ella descendió Vasilisa la Sabia vistiendo un traje azul cuajado de estrellas. 

Después del baile, Vasilisa, sacudió la manga izquierda, y ante ella apareció un lago; sacudió la derecha, y por la superficie del lago se deslizaron unos cisnes de plumaje blanco como la nieve. El zar y sus invitados no cabían en sí del asombro. 
Mientras tanto, Iván salió sin ser visto, corrió a sus aposentos, encontró la piel de la rana y la arrojó al fuego. 
Cuando Vasilisa la Sabia vio que la piel había desaparecido, reprochó a su esposo con tristeza: 
Vasilisa: ¡Ay, Iván! ¿Qué has hecho? Si hubieras esperado tres días más, habría sido tuya para siempre. Ahora tendremos que separarnos. Búscame más allá de los veintinueve países, en el trigésimo reino, en los dominios de Koschéi el Inmortal, esqueleto sin carne, cuerpo sin alma. 

Así lo hizo Iván, y viajó por una eternidad, hasta que un anciano le indicó el camino a seguir. A lo largo del sendero, le perdonó la vida a un oso, un ánade, una liebre y a un pez. Sus pasos se detuvieron ante la cabaña de la bruja Baba Yaga, quien le reveló la manera de vencer a Koschéi el Inmortal.

Con la ayuda de las criaturas a quienes había perdonado la vida, Iván fue capaz de vencer a su contrincante, y poder recuperar a Vasilisa.

 

https://www.youtube.com/watch?v=OObVtkLThYM